domingo, 25 de diciembre de 2011

¿Adoras a Jesús?


Discípulo= Cristiano= Adorador de Jesús.

La Biblia dice que fue en un lugar llamado Antioquía donde se le llamó por primera vez a los seguidores de Cristo con el nombre de cristianos. Esto lo vemos en el libro de Hechos 11:26: “…Fue en Antioquía donde a los discípulos se les llamó ‘cristianos’ por primera vez.” Lo que está claro es que no fueron los mismos cristianos los que se llamaron  a sí mismos con ese nombre. Este fue un sobrenombre que les pusieron otros que no eran seguidores de Jesús a los discípulos con una connotación negativa y sarcástica (1ª Pedro 4:16; Hechos 26:28).

   ¿Quiénes les pusieron este nombre? “Los judíos que negaron que Jesús fuera el Cristo (el Mesías) jamás hubieran llamado cristianos a los creyentes, así que los llamaron nazarenos (Hechos 24:5)”.[1]  Se dice que Antioquía era la tercera ciudad en importancia del Imperio Romano, después de Roma y Alejandría. Y era una ciudad compuesta en su mayoría por romanos. Pero que también tenía habitantes griegos, sirios y judíos. Los romanos por años habían practicado la religión imperial, es decir, adoraban al emperador romano y al estado de Roma como a un dios. Los adoradores del Cesar eran llamados “los kaisarianos”. Kaisar  era el emperador romano. Y la terminación latina “ianós” significaba esclavo (de una familia importante en Roma) y unido con la palabra káiser significaba “partidario del Kaisar, persona que pertenece al Kaisar, adorador del cesar”[2]. El mundo pagano desde el comienzo notó que los cristianos decían ser seguidores de otro rey que no era el emperador (Hechos 17:6-7). Los paganos al ver que los seguidores de Cristo adoraban a su propio rey galileo, entonces, fueron ellos quienes los llamaron cristianós (que es una palabra que se usó siguiendo el estilo romano) y los discípulos de Cristo, al principio no tanto, pero después felices, adoptaron ese nombre como propio. Era un término despectivo y terminó siendo usado por ellos con orgullo y dignidad. Significaba algo así para los romanos: “Ustedes son los adoradores de un galileo que fue muerto en una cruz por nosotros los romanos”. Y terminó siendo aceptado del siguiente modo y con el siguiente significado por los discípulos: “Sí, adoramos a un galileo que fue muerto y traspasado por ustedes. Pero finalmente resucitó, venciendo la muerte y el sepulcro. Y hoy está reinando en el cielo y en la tierra. Incluso sobre el emperador romano”.  Solo un discípulo de Cristo es un cristiano, y un cristiano es un adorador de Jesús y esclavo, por amor, a su servicio. Mateo 28:9 y 16-17; Lucas 24:51-53

   Un escritor satírico de Roma llamado Luciano de Samasota  escribió lo siguiente sobre los primeros cristianos  en su escrito llamado: “La muerte del peregrino”. Y dice lo siguiente:

    “Los cristianos, sabes, adoran hasta ahora a un hombre: el distinguido personaje que introdujo sus novedosos ritos, y que fue crucificado por eso… Ves, estas desorientadas criaturas empiezan por el convencimiento general de que son inmortales, lo que explica su desprecio por la muerte y su voluntaria consagración, tan comunes entre ellos. Además, su legislador original les imprimió la noción de que todos son hermanos desde el momento que se convierten – y  niegan a los dioses de Grecia –, y adoran al sabio crucificado –viviendo según las leyes de este. Todo eso lo toman con mucha fe resultando de ello que desdeñan todos los bienes del mundo por igual, considerándolos como propiedad común”.[3]   

   Para cualquier pagano en la antigüedad era claro lo que  para muchos cristianos en la actualidad es desconocido: “Los cristianos  del primer siglo eran adoradores del sabio crucificado”. Los cristianos reconocían a Jesús como verdadero Dios venido en cuerpo humano y como tal lo adoraban. Y era tan evidente ante los ojos del mundo esta relación  de adoración que tenían los discípulos  con Jesús, que los mismos paganos los llamaron “cristianós” (Los adoradores del otro rey llamado Cristo).

Conclusión: Cristo para el discípulo no es solo el ejemplo de vida a seguir. Si no que es su vida misma. Es el todo de la vida del cristiano. Si el hombre no se somete a Cristo como su Señor y su Dios, si no vive para él (2ª Cor. 5:14-15; Filp. 1:19-21, Col. 3:4), y si no recibe de él toda su vida, salvación y esperanza, entonces el tal cristiano no merece ser llamado cristiano, por muy buen imitador que pretenda ser. Nombre cuyo origen  significa un adorador de Jesús. 

 ¿Eres un cristiano… eres un adorador de Jesús?




[1] Eugene E. Carpenter y Philip W. Comfort,  Glosario Holman de Términos Bíblicos (The Livingstone Corporation, 2005), p. 255.
[2]Witness Lee, comentario al pié de la página sobre 1ª de Pedro 4:16, El Nuevo Testamento Versión Recobro (Anaheim, California: Living Stream Ministry, 1994), p. 1162.
[3] Norman geisler. Ron Brooks, Apologética (Colombia: Editorial Unilit, 1995), p. 246.

lunes, 12 de diciembre de 2011

Jesús: verdadero Dios y verdadero hombre.


El Jesús verdadero y glorificado.
(La doble naturaleza de Jesús)

Algunos citan pasajes tales como Marcos 15:34 donde dice que Jesús clama al Padre exclamando las siguientes palabras: “… Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado?...”  O cuando Jesús dice en el libro de Apocalipsis anunciándole una promesa a los que salgan vencedores. … “Al que salga vencedor lo haré columna en el templo de mi Dios, y ya no saldrá jamás de allí. Sobre él grabaré el nombre de mi Dios, y el nombre de la nueva  Jerusalén, ciudad de mi Dios, la que baja del cielo, de parte de mi Dios…”  (Apocalipsis 3:12).   Luego después de citar estos pasajes razonan lo siguiente: ¿Como pueden enseñar los cristianos que Jesús era plenamente Dios cuando estas escrituras dicen que Jesús llamaba al Padre Su Dios? ¿Puede Dios, a su vez, tener a otro Dios  como su  Dios? Y basándose en este argumento concluyen que Jesús no puede ser Dios. Lo que ellos ignoran es que la Biblia dice que Jesús siempre ha sido Dios pero que al venir a la tierra tomó naturaleza humana, pero sin dejar de ser a la vez plenamente Dios. Llegando así a adquirir dos naturalezas, una humana y otra divina. Jesús muere en la cruz por nuestros pecados, pero al tercer día resucita con un cuerpo humano glorificado y luego asciende al cielo conservando sus dos naturalezas para siempre. Y así se sienta a la derecha del trono de Dios. Y este  orden de los hechos en la existencia de Jesús  es el que vamos a seguir en el siguiente estudio.


A.  Jesús en la eternidad pasada: Cristo era plenamente Dios.

Es inevitable que comencemos citando la escritura de Juan  1:1 que dice lo siguiente acerca de Jesús: “En el principio ya existía el Verbo, y el verbo estaba con Dios, y el verbo era Dios”. Está claro que para el  apóstol Juan Jesús era Dios.  El hecho de que llame a Jesús con el nombre personal  de “el Verbo de Dios” o “la Palabra de Dios” (En griego: El Logos de Dios) es una señal de que para Juan, Jesús era plenamente Dios. Cristo es el Verbo de vida eterna que siempre ha existido junto con su Padre y que se nos manifestó (1ª Juan 1:1-2).  Identificar a Jesús con una cualidad de Dios que siempre ha sido inherente en  él, es reconocerlo como alguien que es plenamente, todo  lo que Dios mismo es.  Por ejemplo el apóstol Pablo llama a Jesús “El poder de Dios y la sabiduría de Dios” (1ª de Cor. 1:24).  El caso es el mismo: Está identificando a Jesús con una cualidad plena y eterna de Dios.  Nadie se atrevería a decir que Dios aprendió a ser sabio, o que llegó a ser poderoso. Dios siempre ha sido sabio y poderoso desde la eternidad, por lo tanto Cristo siempre ha existido  desde la eternidad en igualdad con el ser de Dios. Porque la sabiduría, el poder y la vida eterna siempre han existido en Dios desde la eternidad.

    ¿Fue creado Jesús?  Juan responde que: “En el principio ya existía el verbo…” ¿Y qué ocurrió en el principio? En el principio fue cuando Dios comenzó la creación (Génesis 1:1). Por lo tanto Jesús no es parte de la creación de Dios. Sino que él es el creador de todas las cosas. (Juan 1:3). El creador no fue creado ni tuvo comienzo. Él es eterno y la misma  vida eterna que Dios el Padre posee es también parte de su naturaleza  y esencia (1ª Juan 1:2).

    ¿Dios se en encontraba solo antes de realizar su creación?  No. Porque dice que Jesús “se encontraba con Dios antes del principio”. Dice: “Y el verbo estaba con Dios”. Otra cosa que enseña el apóstol Juan es que en Dios no existe solo una persona. Aquí habla de la existencia de más de una persone en la divinidad. El que está con otro no es el otro mismo. Jesús estaba junto con Dios, disfrutando una relación de amor divino, en la eternidad pasada antes de la creación de todas las cosas (Juan 17:24). 

    ¿Era Jesús, una clase de semi dios al estilo pagano, una clase de dios o ser poderoso, pero con letra minúscula, antes de venir al mundo?  Juan responde que aunque Jesús no es la misma persona del Padre, sí era y es verdaderamente Dios como su Padre. “…Y el Verbo era Dios”. 

Juan 1:18: “A Dios nadie lo ha visto nunca;  el Hijo unigénito que es Dios y que vive en unión íntima con el Padre, nos lo ha dado a conocer”. El término unigénito viene de la unión de dos palabras en griego que son Mono: Único. Y Genes: Que significa sustancia o naturaleza. Es la misma palabra  que hoy se usa para hablar en castellano de genética. Jesús es el único Hijo de Dios que posee la misma naturaleza o “genética del Padre”. Cristo es el Hijo de Dios porque es una persona distinta del Padre.  Pero distinto en personalidad e igual en naturaleza. Tal como los hijos poseen la misma naturaleza de sus padres y heredan sus mismos genes. Este es el sentido con el que la Biblia habla de Que Jesús es el Hijo de Dios. Él es igual a Dios y plenamente Dios. Tal como su Padre (Juan 5: 16-18). En otras palabras “Jesús es Dios el Hijo”.

   Max Lucado cita cinco escrituras donde le apóstol Juan habla de que Jesús es el Hijo unigénito del Padre (Juan 1:14; 1:18; 3:16: 3:18 y 1ª de Juan  4:9). Y luego nos pasa a explicar lo siguiente: “Monogenes es un termino que denota la relación particular entre Jesús y Dios. Aunque Dios es el Padre  de toda la humanidad, Jesús es el  único (monogenético)  Hijo de Dios, porque Cristo es el único que posee la constitución genética de Dios. 

    La reconocida traducción “Hijo unigénito” comunica esta verdad. Cuando los padres engendran o conciben un hijo, le transfieren  su  ADN. Jesús tiene el mismo ADN de Dios. Jesús no fue engendrado en el  sentido de haber tenido un comienzo, sino en el sentido de que él y Dios tienen la misma esencia, eternidad, sabiduría  y energía  sin comienzo ni fin. Cada cualidad que atribuyamos a Dios, podemos atribuirla a Jesús.”[1]

   Volviendo a Juan 1:18. Podemos ver que también dice que “a Dios nadie lo ha visto nunca”. Si Jesús no fuera plenamente Dios, entonces tendríamos que decir que la Biblia se contradice. Veamos lo que dice Génesis  Capítulo 18 y 19:27  donde muestra claramente que Abraham tuvo un encuentro personal con Dios en el Antiguo Testamento. Y vio  a Dios, y no solo eso, “también comió con él”. Este encuentro con Dios que tuvieron los personajes  de la antigüedad (y el caso de Abraham es solo un botón de muestra) fue un encuentro con Jesús quién es plenamente Dios.  “Al Padre nadie lo ha visto, fue al Hijo a quién vieron todos ellos”.   


B.  Dios se hizo hombre (Juan 1:14).

El Evangelio de Juan no solo fue escrito para enseñar que Jesús era plenamente Dios. También se escribió para mostrarnos que al nacer, adquirió una nueva naturaleza y que fue la humana.  Jesús también fue hombre en todos los aspectos.  Podríamos decir que: “En Cristo, la persona de Dios se vistió de humanidad”.  Y de allí en adelante, sin dejar de ser Dios, jamás dejo de ser hombre. Por ejemplo el cap. 2 de Juan  muestra a Jesús cambiando el agua en vino.  ¿Quién tiene el poder para cambiar la naturaleza de los elementos, sino el mismo que los creó de la nada? Por lo tanto este primer milagro de Jesús muestra su gloria. La  de ser “el creador” (Juan 2:11). Pero a su vez, este primer milagro Jesús lo realiza en obediencia a su madre María (Juan 2:1-5).  ¿Dios tiene madre?  ¡Por su puesto que no, porque él existe desde la eternidad!  Por lo tanto este mismo pasaje nos habla de la plena humanidad de Jesús y de su plena divinidad.  

    Luego en este mismo capítulo se ve cuando Jesús purifica el templo, la conversación entre él y los judíos (Juan 2: 18-22).  Él les declara que su cuerpo era solo el templo de su verdadera divinidad.  Es decir, que  él era Dios morando en un cuerpo humano. Y que cuando su cuerpo humano muriera, él tenía el poder para resucitarlo. Toda esta conversación y todas estas expresiones de Jesús no tienen sentido si no creemos que Jesús poseía en su misma persona las dos naturalezas. Una humana y otra divina. En el capítulo 4 sigue lo mismo: V. 6: “Jesús se cansa” (característica de su naturaleza humana. Dios no se cansa). V. 10-13: Jesús se ofrece como “la fuente de agua de vida eterna”.  Esta es una cualidad de Dios porque solo Dios es la verdadera “Fuente de agua de vida eterna” (Jeremías 2:13).


C. Después de su muerte y su resurrección: El Jesús glorificando del Apocalipsis.

Tenemos que aclarar que Jesús es mucho más que un salvador muerto.   A veces, al conmemorar siempre la muerte de Cristo cada primer día de la semana, los discípulos podemos quedarnos con la idea de Jesús como un salvador muerto. Pero Jesús es mucho más que eso.  Un salvador muerto puede ser un buen ejemplo de vida. Pero no es útil para inspirarnos a tener una viva relación personal con él. Ni tampoco nos imparte su vida, ni vida nueva. Jesús está vivo y él vive en un estado glorificado.

    El Apóstol Juan había conocido a Jesús cuando este había vivido en esta tierra.  Pero después de aproximadamente 60 años de su muerte y resurrección, vuelve a tener una nueva visión del Jesús que ahora existe junto a Dios en el cielo. Ve al Jesús glorificado (Apoc. 1:12-18).

    Este sigue siendo el mismo Jesús que poseía las dos naturalezas. Dice que él es el mismo que estuvo muerto y resucitó al tercer día (v.18).  Por lo tanto Jesús sigue conservando su naturaleza humana, porque fue esta la que murió y resucitó. Pero ahora él se encuentra en un estado glorificado.

    Pero es mucho más que solo un hombre en estado glorificado. La verdadera explicación a toda la simbología de estos versos se encuentra en el verso 17: “…No tengas miedo. Yo soy el primero y el último”. ¿Qué quiere decir Jesús con esto? ¡Que él sigue siendo el único y verdadero Dios! (Isaías 44:6; 48:12).

    Apocalipsis 5:13-14: Los cristianos del primer siglo rendían adoración a Jesús en igualdad con la adoración que le daban a Dios el Padre. Porque ellos creían que tanto el Padre como Jesús, aunque eran distintas personas, eran iguales en naturaleza divina.


Conclusión

“Estando Josué cerca de Jericó, alzó los ojos y vio un varón que estaba delante de él, el cual tenía una espada desenvainada en la mano. Y Josué, yendo hacia él le dijo: ¿eres de los nuestros, o de nuestros enemigos?
    Él respondió: No; Más como Príncipe del ejército de Jehová he venido ahora. Entonces Josué, postrándose obre su rostro en tierra, le adoró; y le dijo: ¿Qué dice mi Señor a su siervo?...” (Josué: 5:13-15. Versión Reina Valera. 1960).

   Como podemos ver, Jesucristo desde la eternidad y hasta la eternidad siempre ha sido plenamente Dios. En las escrituras del Antiguo Pacto se presentó como Dios verdadero y así fue adorado por sus fieles.  Luego tomó naturaleza plenamente humana pero sin  dejar de ser  Dios. Y después de morir y resucitar subió al cielo conservando sus dos naturalezas, humana y divina, para toda la eternidad siendo hasta el día de hoy, verdadero Hijo de Dios y verdadero Hijo de hombre.
                                             
                                                                   David Hernández (estudios personales).


[1] Max Lucado, 3: 16 Los Números De La Esperanza (Estados Unidos de América, Grupo Nelson, 2007), p.53.

domingo, 11 de diciembre de 2011

Conociendo a Jesús por sus afirmaciones

¿Quién es Jesús?
“… Y Ustedes ¿quién dicen que soy yo?...”
(Marcos  8.29)

Hoy en día existen muchas opiniones, ideas o imágenes acerca de Jesús. Algunos dicen que Jesús  fue un “buen maestro”. Otros dicen de él que fue “un hombre bueno”.  O  “el hombre más grande de todos los tiempos” cuando vivió en la tierra. Los musulmanes y algunos judíos modernos dice que fue “un gran profeta” pero nunca el Hijo de Dios.  

   Se ha dicho que la mejor manera de conocer a una persona  y saber lo que piensa de sí misma  es escuchándola y prestando atención a todo lo que dice. Jesús mismo dijo que “…De la abundancia del corazón habla la boca” (Mateo 12:34). Así que una de las mejores formas de conocer a Jesús y de saber que es lo que él pensaba de sí mismo, es escuchando frases que él dijo. Y veremos que dichas frases pronunciadas por nosotros suenan blasfemas, y contra humanas o sobrehumanas. Si Jesús se veía a sí mismo solo como un hombre bueno, o  solo como un gran maestro de moral. O un profeta de Dios. O incluso como el hombre más grande de todos los tiempos ¿Por qué dijo las siguientes frases hablando de sí mismo?:

I-  Afirmaciones de Jesús… ¿Quién decía ser?

1. “Yo y  Dios somos lo mismo”. (Juan 10:30). Aquí Jesús con la palabra uno (en griego gen o jen) está diciendo que él y su Padre tienen una misma esencia, naturaleza o sustancia.

2. “Yo tengo el poder para perdonar tus pecados”. (Marcos 2:5). Jesús claramente se creía Dios porque el perdonaba pecados a voluntad. Entendiendo que la naturaleza del pecado es en primer lugar una ofensa contra Dios, podemos entender que solo Dios puede perdonar pecado (Isaías 43:25). Si yo vengo y golpeo y ofendo al panadero, no puede luego venir  el zapatero y decirme: “Tranquilo, yo te perdono lo que hiciste”. El que me tiene que perdonar es el mismo ofendido. Si Jesús perdonaba pecados, entonces esto está indicando que él mismo era el Dios ofendido por ese pecado cometido.

3. “Yo soy mayor que el templo de Jerusalén”. (Mateo 12:6). El único mayor que el templo es el Dios que lo habita y para quien fuera construido ese templo. Jesús era mayor que el templo.  Jesús era Dios.

4. “Yo soy la verdad…”. (Juan 14:6). Jesús no dijo ser un camino hacia la verdad como otros prominentes líderes religiosos han declarado frente a sus seguidores. Jesús dijo que él “era la verdad”. O sea que la verdad estaba contenida en él.  Fuera y lejos de él no existe verdad alguna que conocer.

5. “Yo veo y puedo hacer todo lo que Dios hace en el universo”. (Juan 5:19). Algunos dicen que Jesús aquí no puede ser Dios ni igual a Dios porque dice que “no puede hacer nada por su propia cuenta, sino que solo hace lo que ve hacer a su Padre”. Pero para decir eso no leen el texto completo, ni tampoco leen todo el contexto. Aquí Jesús está declarando su completa y absoluta igualdad con su Padre. (5:16-23)¿Quién  puede decir que ve todo lo que Dios hace y está haciendo en el universo? Solo una persona omnisciente y omnipresente igual que Dios, bueno, Jesús dijo que él podía ver “todo” lo que su Padre hacía y él hacerlo del mismo modo. Jesús es tan Dios como lo es su Padre o mintió descaradamente.

6. “Verme a mí es ver a Dios”. (Juan 14:9). Esta afirmación es categórica y no necesita mayor explicación.

7. “Yo no tengo pecados”. (Juan 8:46). Es obvio que si cualquiera de nosotros dijéramos lo mismo, inmediatamente nuestra conciencia nos acusaría. Y los que viven a nuestro lado también evidenciarían lo garrafal de esta mentira.

8.  “Yo soy la resurrección y la vida”. (Juan 11:25). Jesús no dijo que la resurrección y la vida eran cosas  del futuro o creencias escatológicas del pueblo de Dios. El dijo que la resurrección y la vida ya existían y que estaban contenidas en él.

9. “Después de morir me voy a resucitar a mí mismo al tercer día”. (Juan 2:19 y 21). Jesús dijo: “Destruyan este templo y en tres días lo levantaré…” (Es decir; “yo lo levantaré”).  Para cualquiera de nosotros está claro que creemos que un día Dios nos levantará de los muertos.  Pero en el caso de Jesús, está claro que él dijo que se resucitaría a sí mismo. Jesús se sabía Dios. 

10. “Yo bajé del cielo”. (Juan 8:38). Jesús sabía que había nacido de María. Pero él sabia que su origen no había comenzado como todo el resto de los seres humanos. Él como hombre había nacido, pero como Dios, no tenía comienzo. El había bajado del cielo.

11. “Yo te resucitaré en el día final”. (Juan 6:54). ¿Qué hombre tiene el poder natural para resucitar  a otro? Jesús creía que él si tenía ese poder.

12. “Yo le doy la vida a quién a mí me place dársela”. (Juan 5:21). Está relacionado con el mismo punto anterior. Solo Dios tiene el poder para dar la vida y quitarla (Deuteronomio 32:39).
13. “Yo tengo todo el poder en el cielo y en la tierra”. (Mateo 28:18). ¿No es mucho poder para una criatura que no es Dios en ningún sentido?

14. “Yo soy la luz del mundo”. (Juan 8:12).

15.  “Me tienen que amar a mí por sobre todas las cosas” (Lucas 14:26). El primer mandamiento decía: “Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma, con toda tu mente y con todas tus fuerzas…” (Marcos 12:30). Ahora Jesús exigía ese mismo lugar en la vida de todo aquel que decidiera seguirlo. O era Dios, o llevó a los demás a cometer idolatría.

16. “Separados  mí, ustedes no sirven”. (Juan 15:4-5).

17. “Yo tengo el poder para darle vida eterna a todo mortal” (Juan 17:2).

18. “Yo nunca fallo”. (Juan 8: 29). ¿Quién de nosotros puede decir que “siempre hace la voluntad de Dios” o “que siempre hace lo que a Dios le agrada”?  Esta es una declaración de Jesús mismo de que él era impecable.  Y solo Dios en forma humana podía serlo. (Una declaración de Dios en el antiguo testamento es que él era el santo de Israel… ¿Quién es el único  verdaderamente santo que jamás  ha pecado y que vivió en Israel? (Isaías 41:14).

19. “El que se niega a adorarme no adora a Dios”. (Juan 5:23). Jesús dijo: “Para que todos honren al Hijo como lo honran a él (al Padre, a Dios). El que se niega a honrar al Hijo (esto es, honrarlo igual como se honra al Padre) no honra al Padre que lo envió.  Podemos ver que Jesús exigía que la honra que se le diera a él fuera la misma honra que se le daba al Padre ¿Y como se llama la honra que se le da al Padre? ¡Adoración! (Juan 4:23).

20. “El propósito de La Biblia es hablar de mí”. (Juan 5:39 y 46). El corazón y propósito de la Biblia es hablar de Cristo y de guiarnos a tener una relación personal con él ¡demasiada honra para una simple criatura que es igual a todos nosotros en todos los aspectos!


II- Existen tres alternativas frente a sus afirmaciones: Jesús estaba loco, era un mentiroso, o era y es verdaderamente Dios.

Vamos a ver que existen tres opciones principales que nos quedan que ver sobre Jesús basándonos sobre sus propias afirmaciones. 

a. ¿Jesús estaba loco?: podríamos decir que Jesús era un simple mortal igual que todos nosotros que  comenzó a creerse Dios. Comenzó a desconectarse de la realidad y a sufrir alteraciones mentales. Si uno de nosotros comenzara a hacer afirmaciones como las que hizo Jesús de sí mismo ¿no se diría que estamos alucinando y que tenemos problemas mentales?

   Podríamos considerar una  de las peores aberraciones que Jesús habló de sí mismo que claramente afirmadas por nosotros serían señal de un delirio extremo:

   Se encuentra en Juan 2.18-22.  Donde Jesús dice que  al tercer día después de que el templo de su cuerpo fuera destruido, él mismo se resucitaría. Los locos pueden decir lo que quieran. Lo difícil es comprobar que locuras como estas  se hagan realidad. El apóstol Pedro recordaba la resurrección de Jesús y el hecho de que después de resucitado había comido con él (Hechos 10: 39-40). 

   Otra razón muy poderosa que desmiente la opción de que Jesús estuviera loco es el Hecho de que sus propios enemigos decidieron  condenarlo.  El argumento es simple: Ningún tribunal juzgaría a una persona loca porque las personas que no están sanas mentalmente y en su sano juicio no tienen plena conciencia de las locuras que hacen o dicen. Simplemente hubiesen observado a Jesús fuera de Sí y lo hubieran declarado loco y como tal no digno de juicio y muerte. Este no fue el caso. Sí fue condenado a muerte.


b. ¿Jesús era un mentiroso y un engañador?: Otra opción es que si no estaba loco y fuera de sus cabales, entonces, adrede mintió haciendo creer a otros que él era Dios cuando en verdad sabía que  no lo era. Peor aún, habría sido un hipócrita al enseñar a otros que no mintieran, cuando él mismo se sabía un mentiroso. Esto ya descarta la posibilidad de que él sea un buen Hombre. O un buen maestro de moral. O un profeta de Dios. O el hombre más grande de todos los tiempos. Además, si él hizo que otros lo adoraran y se dejó adorar por otras personas a sabiendas que él no era Dios, entonces cometió idolatría y llevó a otros acometer idolatría haciéndolos  pecar contra Dios (Juan 9:35-39; Éxodo  20:3-5). Jesús sería más un demonio del Diablo  que un santo de Dios.

   Pero como bien dice una frase moderna: “Es más fácil  descubrir a un mentiroso por mentiroso que a un ladrón”. Pensemos en  lo que Jesús dijo sobre su propia resurrección al tercer día después de morir (y eso lo repitió varias veces Marcos 8.31; 10:33-34 etc.). Si era un mentiroso y eso no se hizo realidad ¿De donde viene  el testimonio de los discípulos sobre haberlo visto resucitado? Ahora, si ellos también fueron mentirosos ¿Porqué soportaron el vivir vidas miserables  y aún el sufrir el martirio por enseñar algo que ellos sabían que era una mentira? ¿Quién está dispuesto a sufrir y morir por algo que sabe que no es verdad?

Otra opción: enseñar sobre lo que Jesús declaró en Juan 8:46. Jesús decía ser impecable; es decir, dijo no tener pecado. Digamos nosotros lo mismo y se harán evidentes nuestros pecados.  En cambio todos los que vivieron con Jesús o lo conocieron estuvieron de acuerdo con su testimonio: 1. Pedro: 1ª de Pedro 2:21-25. 2. Juan: 1ª de Juan 3:4-5. 3. Pilatos lo encontró inocente. Juan 18:38; Lucas 23:4. 4. Herodes igual: Lucas 23:6-16. 5. Incluso Judas, el que lo traicionó, estaba consiente de la completa inocencia de Jesús: Mateo 27:1-7.

c. Jesús tiene que haber sido Dios verdaderamente: La alternativa final  y es la única opción que nos queda es la que dice que Jesús realmente tenía que ser quién él mismo decía ser. Él era Dios manifestado en un cuerpo humano pero plenamente Dios en naturaleza.  Porque él era verdaderamente Dios es que podía decir todo lo que dijo de sí mismo, con completa coherencia y verdad. Porque era Dios, entonces no cometió arrogancia ni idolatría cuando dejó que otros lo adoraran. Y es más, porque él era verdadero Dios  es que pudo cargar con los pecados de cada ser humano en la cruz y porque era verdadero  hombre, él podía morir pagando el precio por todos nuestros pecados y sufriendo el castigo en su cuerpo por todos ellos.

Conclusión: Decir que Jesús solo fue un hombre bueno, un buen maestro de moral, solo un profeta de Dios o el hombre más grande de todos los tiempos, no es suficiente. Quedarse con solo estas visiones parciales de Jesús, es no reconocer  al Jesús verdadero y bíblico. ¡O Jesús era el verdadero Dios manifestado en un cuerpo humano, o Jamás pudo ser un buen hombre o un maestro de buena moral y profeta santo!

  “Entonces Tomás respondió y le dijo: 
¡Señor mío y Dios mío!”  
(Lucas 20:28).

domingo, 23 de octubre de 2011

Caín
El ejemplo del mal hermano que no debemos seguir

En 1ª de Juan 3:12 dice lo siguiente: “No seamos como Caín, que era del maligno y mató a su hermano. ¿Y por qué lo mató? Pues porque los hechos de Caín eran malos, y los de su hermano, buenos.” ¡Es un insulto para Dios tratar de engañarlo,  tapando una vida de  de malas acciones con algunas buenas obras de caridad! El ejemplo de Caín es el ejemplo del hombre y de la mujer que piensa  que puede tener una relación con Dios, pero sin la necesidad de volverse a Dios con arrepentimiento. Y de tratar el corazón, las malas intenciones y el pecado.
¿Qué aprendo de Proverbios 15:8-9? ¿Sirve de algo que realice sacrificios y ofrendas aparentando ser muy religioso si en la intimidad me comporto como un malvado? ¿Será que estoy ofreciendo, de alguna manera,  el sacrificio del tonto que se engaña a sí mismo,  pretendiendo que Dios se agrade de mis ofrendas sin considerar mis pecados escondidos y mi mala conducta no arrepentida? (Eclesiastés 5:1.Génesis 4:5-7).

   Así también  nosotros los discípulos podemos caer en el error de Caín de “mantener  una conducta religiosa pero carente de una relación personal  y diaria con Dios. Y también carente  un amor real a nuestros hermanos”. Eso es lo que el apóstol Pablo se encarga de enseñarle a la iglesia en 1ª de Corintios 13:1-3. (Este es un tema que me cuesta a mí. Y que me desafía muchísimo).


¿Cuál era el problema con algunos religiosos del tiempo de Jesús,   según  Mateo 23:1-3? Y si Jesús viviera hoy en día ¿Sería distinto el testimonio que daría de mí? Y si estoy siendo confrontado por estas escrituras ¿Cual serían las decisiones a tomar para cambiar con Dios? (Mateo 5:21-24).







Hay que hacer lo correcto pero con la motivación correcta:
 
Mateo 7:21-23 fue uno de mis primeros tiempos con Dios que tuve cuando estaba estudiando la Biblia (por segunda vez) antes de hacerme un discípulo, y por mi pasado religioso me pareció impactante lo que pude aprender ¿Por qué no lo lees? Me llamó la atención lo que Jesús comienza diciendo: “No todos los que me dicen: ‘Señor, Señor, entrarán en el reino de los cielos, sino solamente los que hacen la voluntad de mi Padre Celestial”.  Podríamos pensar que aquí Jesús está hablando de “Mundanos” o “ateos sin fe en Dios”. Pero muy por el contrario, está hablando de “Cristianos que usaban el nombre de Jesús”. El verso 22 dice que: “Comunicaban mensajes en el nombre de Jesús”, o sea, eran personas que compartían su fe y que enseñaban de Jesús a otros, ¿Qué tiene de malo eso? ¡Por supuesto que compartir la fe está bien y que es un mandato bíblico! Y no solo eso: “Ellos tenían una fe bastante grande en Jesús como para ver pasar milagros en sus vidas” (“…en tu nombre hicimos muchos milagros.”) ¿Acaso no aspiramos los discípulos a crecer en nuestra fe cada día para que Dios trabaje poderosamente a través de nosotros? Y aún falta mas: “Eran personas que estaban muy consientes de la realidad del mundo espiritual, ellos sabían del Diablo y sus demonios y eran capaces de  darles la guerra y vencerlos resistiéndolos y expulsándolos” (“…y en tu nombre expulsamos demonios…”) ¡compartían su fe y hablaban de Cristo a otros, veían pasar milagros en sus vidas y eran fieles en luchar contra el Diablo! ¿Cual parte de la voluntad de Dios no habían cumplido en sus vidas como para que Jesús los tratara tan mal en el verso 23? La respuesta de Jesús fue: “Pero entonces les contestaré: ‘Nunca los conocí; ¡aléjense de mi, malhechores!” Creo que la respuesta está en 1 de corintios 8:3: “Pero si alguien ama a Dios, Dios lo conoce a él.” ¡Ellos eran buenos ejemplos en muchas áreas en sus vidas, pero aún así nunca habían sido motivados por el amor”! ¡Eran religiosos igual que Caín pero extraviados en sus motivaciones por la falta de amor a Dios! 1ª de Juan 3:11-18. Y  4:19-21. 1ª de corintios 13:1-7. Oseas 6:6.





¡Yo cumplo con tus mandatos… pero yo hago lo que yo quiero!

   Otro detalle de Caín, de su carácter, que me llama mucho la atención era lo duro de su corazón y lo rebelde que estaba  frente a Dios. Podemos ver que después de cometer el enorme pecado de asesinar a su hermano, se siente victima del castigo que Dios le da como disciplina. Dios le dice: “…, y en el mundo serás un fugitivo errante”. Esto era una orden de Dios a modo de castigo y disciplina para él. Y  Caín así lo comprendió muy bien (Gén. 4:12-14). ¡Pero  se atreve a reclamarle a Dios que ese es un castigo demasiado insoportable! ¡No era insoportable su pecado que finalmente lo llevó a asesinar a su hermano. Pero la disciplina que  Dios le aplicaba por causa de su pecado sí lo era! ¿No actúo yo con Dios así a veces?

   Finalmente Caín engañado por su pecado termina creyendo que puede manipular o engañar a Dios haciendo lo que el quiere hacer y a su vez  pretendiendo cumplir con lo que Dios le ordenó. “Dios le ordena vivir errante” como castigo por el  pecado cometido. Pero él viene y se establece en una región  al este del Edén llamada “Nod”  (Gén. 4:16) y que literalmente significa “Errante”. ¿Quién le puso el nombre a aquella región? ¿Sería él mismo? ¿No nos comportamos muchas veces igual que Caín? Buscamos  que nos discipulen otros porque sabemos que el discipulado es bíblico. O buscamos el consejo por la misma razón. Pero solo buscamos a  las personas que nosotros sabemos que nos dirán lo que nosotros mismos queremos que nos digan. ¡Eso es pretender engañar a Dios, es manipulación y es tener en su raíz el mismo corazón de Caín!