domingo, 23 de octubre de 2011

Caín
El ejemplo del mal hermano que no debemos seguir

En 1ª de Juan 3:12 dice lo siguiente: “No seamos como Caín, que era del maligno y mató a su hermano. ¿Y por qué lo mató? Pues porque los hechos de Caín eran malos, y los de su hermano, buenos.” ¡Es un insulto para Dios tratar de engañarlo,  tapando una vida de  de malas acciones con algunas buenas obras de caridad! El ejemplo de Caín es el ejemplo del hombre y de la mujer que piensa  que puede tener una relación con Dios, pero sin la necesidad de volverse a Dios con arrepentimiento. Y de tratar el corazón, las malas intenciones y el pecado.
¿Qué aprendo de Proverbios 15:8-9? ¿Sirve de algo que realice sacrificios y ofrendas aparentando ser muy religioso si en la intimidad me comporto como un malvado? ¿Será que estoy ofreciendo, de alguna manera,  el sacrificio del tonto que se engaña a sí mismo,  pretendiendo que Dios se agrade de mis ofrendas sin considerar mis pecados escondidos y mi mala conducta no arrepentida? (Eclesiastés 5:1.Génesis 4:5-7).

   Así también  nosotros los discípulos podemos caer en el error de Caín de “mantener  una conducta religiosa pero carente de una relación personal  y diaria con Dios. Y también carente  un amor real a nuestros hermanos”. Eso es lo que el apóstol Pablo se encarga de enseñarle a la iglesia en 1ª de Corintios 13:1-3. (Este es un tema que me cuesta a mí. Y que me desafía muchísimo).


¿Cuál era el problema con algunos religiosos del tiempo de Jesús,   según  Mateo 23:1-3? Y si Jesús viviera hoy en día ¿Sería distinto el testimonio que daría de mí? Y si estoy siendo confrontado por estas escrituras ¿Cual serían las decisiones a tomar para cambiar con Dios? (Mateo 5:21-24).







Hay que hacer lo correcto pero con la motivación correcta:
 
Mateo 7:21-23 fue uno de mis primeros tiempos con Dios que tuve cuando estaba estudiando la Biblia (por segunda vez) antes de hacerme un discípulo, y por mi pasado religioso me pareció impactante lo que pude aprender ¿Por qué no lo lees? Me llamó la atención lo que Jesús comienza diciendo: “No todos los que me dicen: ‘Señor, Señor, entrarán en el reino de los cielos, sino solamente los que hacen la voluntad de mi Padre Celestial”.  Podríamos pensar que aquí Jesús está hablando de “Mundanos” o “ateos sin fe en Dios”. Pero muy por el contrario, está hablando de “Cristianos que usaban el nombre de Jesús”. El verso 22 dice que: “Comunicaban mensajes en el nombre de Jesús”, o sea, eran personas que compartían su fe y que enseñaban de Jesús a otros, ¿Qué tiene de malo eso? ¡Por supuesto que compartir la fe está bien y que es un mandato bíblico! Y no solo eso: “Ellos tenían una fe bastante grande en Jesús como para ver pasar milagros en sus vidas” (“…en tu nombre hicimos muchos milagros.”) ¿Acaso no aspiramos los discípulos a crecer en nuestra fe cada día para que Dios trabaje poderosamente a través de nosotros? Y aún falta mas: “Eran personas que estaban muy consientes de la realidad del mundo espiritual, ellos sabían del Diablo y sus demonios y eran capaces de  darles la guerra y vencerlos resistiéndolos y expulsándolos” (“…y en tu nombre expulsamos demonios…”) ¡compartían su fe y hablaban de Cristo a otros, veían pasar milagros en sus vidas y eran fieles en luchar contra el Diablo! ¿Cual parte de la voluntad de Dios no habían cumplido en sus vidas como para que Jesús los tratara tan mal en el verso 23? La respuesta de Jesús fue: “Pero entonces les contestaré: ‘Nunca los conocí; ¡aléjense de mi, malhechores!” Creo que la respuesta está en 1 de corintios 8:3: “Pero si alguien ama a Dios, Dios lo conoce a él.” ¡Ellos eran buenos ejemplos en muchas áreas en sus vidas, pero aún así nunca habían sido motivados por el amor”! ¡Eran religiosos igual que Caín pero extraviados en sus motivaciones por la falta de amor a Dios! 1ª de Juan 3:11-18. Y  4:19-21. 1ª de corintios 13:1-7. Oseas 6:6.





¡Yo cumplo con tus mandatos… pero yo hago lo que yo quiero!

   Otro detalle de Caín, de su carácter, que me llama mucho la atención era lo duro de su corazón y lo rebelde que estaba  frente a Dios. Podemos ver que después de cometer el enorme pecado de asesinar a su hermano, se siente victima del castigo que Dios le da como disciplina. Dios le dice: “…, y en el mundo serás un fugitivo errante”. Esto era una orden de Dios a modo de castigo y disciplina para él. Y  Caín así lo comprendió muy bien (Gén. 4:12-14). ¡Pero  se atreve a reclamarle a Dios que ese es un castigo demasiado insoportable! ¡No era insoportable su pecado que finalmente lo llevó a asesinar a su hermano. Pero la disciplina que  Dios le aplicaba por causa de su pecado sí lo era! ¿No actúo yo con Dios así a veces?

   Finalmente Caín engañado por su pecado termina creyendo que puede manipular o engañar a Dios haciendo lo que el quiere hacer y a su vez  pretendiendo cumplir con lo que Dios le ordenó. “Dios le ordena vivir errante” como castigo por el  pecado cometido. Pero él viene y se establece en una región  al este del Edén llamada “Nod”  (Gén. 4:16) y que literalmente significa “Errante”. ¿Quién le puso el nombre a aquella región? ¿Sería él mismo? ¿No nos comportamos muchas veces igual que Caín? Buscamos  que nos discipulen otros porque sabemos que el discipulado es bíblico. O buscamos el consejo por la misma razón. Pero solo buscamos a  las personas que nosotros sabemos que nos dirán lo que nosotros mismos queremos que nos digan. ¡Eso es pretender engañar a Dios, es manipulación y es tener en su raíz el mismo corazón de Caín!