El Jesús verdadero y glorificado.
(La doble naturaleza de Jesús)
Algunos citan pasajes tales como Marcos 15:34 donde dice que Jesús clama al Padre exclamando las siguientes palabras: “… Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado?...” O cuando Jesús dice en el libro de Apocalipsis anunciándole una promesa a los que salgan vencedores. … “Al que salga vencedor lo haré columna en el templo de mi Dios, y ya no saldrá jamás de allí. Sobre él grabaré el nombre de mi Dios, y el nombre de la nueva Jerusalén, ciudad de mi Dios, la que baja del cielo, de parte de mi Dios…” (Apocalipsis 3:12). Luego después de citar estos pasajes razonan lo siguiente: ¿Como pueden enseñar los cristianos que Jesús era plenamente Dios cuando estas escrituras dicen que Jesús llamaba al Padre Su Dios? ¿Puede Dios, a su vez, tener a otro Dios como su Dios? Y basándose en este argumento concluyen que Jesús no puede ser Dios. Lo que ellos ignoran es que la Biblia dice que Jesús siempre ha sido Dios pero que al venir a la tierra tomó naturaleza humana, pero sin dejar de ser a la vez plenamente Dios. Llegando así a adquirir dos naturalezas, una humana y otra divina. Jesús muere en la cruz por nuestros pecados, pero al tercer día resucita con un cuerpo humano glorificado y luego asciende al cielo conservando sus dos naturalezas para siempre. Y así se sienta a la derecha del trono de Dios. Y este orden de los hechos en la existencia de Jesús es el que vamos a seguir en el siguiente estudio.
A. Jesús en la eternidad pasada: Cristo era plenamente Dios.
Es inevitable que comencemos citando la escritura de Juan 1:1 que dice lo siguiente acerca de Jesús: “En el principio ya existía el Verbo, y el verbo estaba con Dios, y el verbo era Dios”. Está claro que para el apóstol Juan Jesús era Dios. El hecho de que llame a Jesús con el nombre personal de “el Verbo de Dios” o “la Palabra de Dios” (En griego: El Logos de Dios) es una señal de que para Juan, Jesús era plenamente Dios. Cristo es el Verbo de vida eterna que siempre ha existido junto con su Padre y que se nos manifestó (1ª Juan 1:1-2). Identificar a Jesús con una cualidad de Dios que siempre ha sido inherente en él, es reconocerlo como alguien que es plenamente, todo lo que Dios mismo es. Por ejemplo el apóstol Pablo llama a Jesús “El poder de Dios y la sabiduría de Dios” (1ª de Cor. 1:24). El caso es el mismo: Está identificando a Jesús con una cualidad plena y eterna de Dios. Nadie se atrevería a decir que Dios aprendió a ser sabio, o que llegó a ser poderoso. Dios siempre ha sido sabio y poderoso desde la eternidad, por lo tanto Cristo siempre ha existido desde la eternidad en igualdad con el ser de Dios. Porque la sabiduría, el poder y la vida eterna siempre han existido en Dios desde la eternidad.
¿Fue creado Jesús? Juan responde que: “En el principio ya existía el verbo…” ¿Y qué ocurrió en el principio? En el principio fue cuando Dios comenzó la creación (Génesis 1:1). Por lo tanto Jesús no es parte de la creación de Dios. Sino que él es el creador de todas las cosas. (Juan 1:3). El creador no fue creado ni tuvo comienzo. Él es eterno y la misma vida eterna que Dios el Padre posee es también parte de su naturaleza y esencia (1ª Juan 1:2).
¿Dios se en encontraba solo antes de realizar su creación? No. Porque dice que Jesús “se encontraba con Dios antes del principio”. Dice: “Y el verbo estaba con Dios”. Otra cosa que enseña el apóstol Juan es que en Dios no existe solo una persona. Aquí habla de la existencia de más de una persone en la divinidad. El que está con otro no es el otro mismo. Jesús estaba junto con Dios, disfrutando una relación de amor divino, en la eternidad pasada antes de la creación de todas las cosas (Juan 17:24).
¿Era Jesús, una clase de semi dios al estilo pagano, una clase de dios o ser poderoso, pero con letra minúscula, antes de venir al mundo? Juan responde que aunque Jesús no es la misma persona del Padre, sí era y es verdaderamente Dios como su Padre. “…Y el Verbo era Dios”.
Juan 1:18: “A Dios nadie lo ha visto nunca; el Hijo unigénito que es Dios y que vive en unión íntima con el Padre, nos lo ha dado a conocer”. El término unigénito viene de la unión de dos palabras en griego que son Mono: Único. Y Genes: Que significa sustancia o naturaleza. Es la misma palabra que hoy se usa para hablar en castellano de genética. Jesús es el único Hijo de Dios que posee la misma naturaleza o “genética del Padre”. Cristo es el Hijo de Dios porque es una persona distinta del Padre. Pero distinto en personalidad e igual en naturaleza. Tal como los hijos poseen la misma naturaleza de sus padres y heredan sus mismos genes. Este es el sentido con el que la Biblia habla de Que Jesús es el Hijo de Dios. Él es igual a Dios y plenamente Dios. Tal como su Padre (Juan 5: 16-18). En otras palabras “Jesús es Dios el Hijo”.
Max Lucado cita cinco escrituras donde le apóstol Juan habla de que Jesús es el Hijo unigénito del Padre (Juan 1:14; 1:18; 3:16: 3:18 y 1ª de Juan 4:9). Y luego nos pasa a explicar lo siguiente: “Monogenes es un termino que denota la relación particular entre Jesús y Dios. Aunque Dios es el Padre de toda la humanidad, Jesús es el único (monogenético) Hijo de Dios, porque Cristo es el único que posee la constitución genética de Dios.
La reconocida traducción “Hijo unigénito” comunica esta verdad. Cuando los padres engendran o conciben un hijo, le transfieren su ADN. Jesús tiene el mismo ADN de Dios. Jesús no fue engendrado en el sentido de haber tenido un comienzo, sino en el sentido de que él y Dios tienen la misma esencia, eternidad, sabiduría y energía sin comienzo ni fin. Cada cualidad que atribuyamos a Dios, podemos atribuirla a Jesús.”[1]
Volviendo a Juan 1:18. Podemos ver que también dice que “a Dios nadie lo ha visto nunca”. Si Jesús no fuera plenamente Dios, entonces tendríamos que decir que la Biblia se contradice. Veamos lo que dice Génesis Capítulo 18 y 19:27 donde muestra claramente que Abraham tuvo un encuentro personal con Dios en el Antiguo Testamento. Y vio a Dios, y no solo eso, “también comió con él”. Este encuentro con Dios que tuvieron los personajes de la antigüedad (y el caso de Abraham es solo un botón de muestra) fue un encuentro con Jesús quién es plenamente Dios. “Al Padre nadie lo ha visto, fue al Hijo a quién vieron todos ellos”.
B. Dios se hizo hombre (Juan 1:14).
El Evangelio de Juan no solo fue escrito para enseñar que Jesús era plenamente Dios. También se escribió para mostrarnos que al nacer, adquirió una nueva naturaleza y que fue la humana. Jesús también fue hombre en todos los aspectos. Podríamos decir que: “En Cristo, la persona de Dios se vistió de humanidad”. Y de allí en adelante, sin dejar de ser Dios, jamás dejo de ser hombre. Por ejemplo el cap. 2 de Juan muestra a Jesús cambiando el agua en vino. ¿Quién tiene el poder para cambiar la naturaleza de los elementos, sino el mismo que los creó de la nada? Por lo tanto este primer milagro de Jesús muestra su gloria. La de ser “el creador” (Juan 2:11). Pero a su vez, este primer milagro Jesús lo realiza en obediencia a su madre María (Juan 2:1-5). ¿Dios tiene madre? ¡Por su puesto que no, porque él existe desde la eternidad! Por lo tanto este mismo pasaje nos habla de la plena humanidad de Jesús y de su plena divinidad.
Luego en este mismo capítulo se ve cuando Jesús purifica el templo, la conversación entre él y los judíos (Juan 2: 18-22). Él les declara que su cuerpo era solo el templo de su verdadera divinidad. Es decir, que él era Dios morando en un cuerpo humano. Y que cuando su cuerpo humano muriera, él tenía el poder para resucitarlo. Toda esta conversación y todas estas expresiones de Jesús no tienen sentido si no creemos que Jesús poseía en su misma persona las dos naturalezas. Una humana y otra divina. En el capítulo 4 sigue lo mismo: V. 6: “Jesús se cansa” (característica de su naturaleza humana. Dios no se cansa). V. 10-13: Jesús se ofrece como “la fuente de agua de vida eterna”. Esta es una cualidad de Dios porque solo Dios es la verdadera “Fuente de agua de vida eterna” (Jeremías 2:13).
C. Después de su muerte y su resurrección: El Jesús glorificando del Apocalipsis.
Tenemos que aclarar que Jesús es mucho más que un salvador muerto. A veces, al conmemorar siempre la muerte de Cristo cada primer día de la semana, los discípulos podemos quedarnos con la idea de Jesús como un salvador muerto. Pero Jesús es mucho más que eso. Un salvador muerto puede ser un buen ejemplo de vida. Pero no es útil para inspirarnos a tener una viva relación personal con él. Ni tampoco nos imparte su vida, ni vida nueva. Jesús está vivo y él vive en un estado glorificado.
El Apóstol Juan había conocido a Jesús cuando este había vivido en esta tierra. Pero después de aproximadamente 60 años de su muerte y resurrección, vuelve a tener una nueva visión del Jesús que ahora existe junto a Dios en el cielo. Ve al Jesús glorificado (Apoc. 1:12-18).
Este sigue siendo el mismo Jesús que poseía las dos naturalezas. Dice que él es el mismo que estuvo muerto y resucitó al tercer día (v.18). Por lo tanto Jesús sigue conservando su naturaleza humana, porque fue esta la que murió y resucitó. Pero ahora él se encuentra en un estado glorificado.
Pero es mucho más que solo un hombre en estado glorificado. La verdadera explicación a toda la simbología de estos versos se encuentra en el verso 17: “…No tengas miedo. Yo soy el primero y el último”. ¿Qué quiere decir Jesús con esto? ¡Que él sigue siendo el único y verdadero Dios! (Isaías 44:6; 48:12).
Apocalipsis 5:13-14: Los cristianos del primer siglo rendían adoración a Jesús en igualdad con la adoración que le daban a Dios el Padre. Porque ellos creían que tanto el Padre como Jesús, aunque eran distintas personas, eran iguales en naturaleza divina.
Conclusión
“Estando Josué cerca de Jericó, alzó los ojos y vio un varón que estaba delante de él, el cual tenía una espada desenvainada en la mano. Y Josué, yendo hacia él le dijo: ¿eres de los nuestros, o de nuestros enemigos?
Él respondió: No; Más como Príncipe del ejército de Jehová he venido ahora. Entonces Josué, postrándose obre su rostro en tierra, le adoró; y le dijo: ¿Qué dice mi Señor a su siervo?...” (Josué: 5:13-15. Versión Reina Valera. 1960).
Como podemos ver, Jesucristo desde la eternidad y hasta la eternidad siempre ha sido plenamente Dios. En las escrituras del Antiguo Pacto se presentó como Dios verdadero y así fue adorado por sus fieles. Luego tomó naturaleza plenamente humana pero sin dejar de ser Dios. Y después de morir y resucitar subió al cielo conservando sus dos naturalezas, humana y divina, para toda la eternidad siendo hasta el día de hoy, verdadero Hijo de Dios y verdadero Hijo de hombre.
David Hernández (estudios personales).
[1] Max Lucado, 3: 16 Los Números De La Esperanza (Estados Unidos de América, Grupo Nelson, 2007), p.53.
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