¿Nacemos las personas culpables por causa del pecado de Adán delante de Dios?
Esta es una de las doctrinas que nos separan del cristianismo protestante, más específicamente, del calvinismo. Wayne Grudem, un escritor y teólogo de creencia calvinista en lo que respecta a la predestinación dice lo siguiente: “Cuando Adán pecó, Dios consideró pecadores a todos los que descenderían de Adán. Aunque todavía no existíamos…Dios nos consideró culpables como Adán…Dios consideró que la culpa de Adán era nuestra también, y puesto que Dios es el Juez supremo del universo, y puesto que sus pensamientos siempre son verdad, la culpa de Adán es nuestra. Dios nos imputó la culpa de Adán…Sin embargo, los pasajes que hemos examinado referentes al “pecado heredado” indican que incluso antes e nacer los niños tienen la culpabilidad delante de Dios, y una naturaleza de pecado que no solo les da la tendencia a pecar sino que también hace que Dios los vea como “pecadores” a su vista.” (1).
En lo personal yo difiero de tal creencia por las siguientes razones bíblicas:
1- En el libro del profeta Ezequiel 18:1-20. Dios dice claramente que los hijos no son culpables por los pecados de sus padres, y que cada uno es culpable ante Dios solo por sus propios pecados (v.20).
2- El apóstol Juan nos dice en qué consiste el pecado en 1 Juan 3:4. Y Santiago dice que: “Al que sabe hacer lo bueno y no lo hace le es pecado.” (Stgo. 4:17). Así que para pecar necesito primero tener conciencia de lo bueno y lo malo, y teniendo la capacidad de saber reconocer lo bueno, no querer hacerlo ¿Pasa eso con los niños pequeños?
3- En el Salmo 51:5. El salmista no dice "nací con pecado", sino que dice: “en pecado" es decir, en un mundo dominado por el pecado o caracterizado por el pecado. Podemos encontrar un paralelo en esto en lo que dice el libro Hechos 2:8. Que las personas pueden nacer en una lengua, es decir, en una parte del mundo caracterizado por un idioma. Pero es obvio que ningún niño nace hablando en un idioma específico.
4- Zacarías 12:1. Dice que "Jehová forma el espíritu del hombre dentro de él" (Versión Reina Valera). En Eclesiastés 12:7. Dice que "es Dios quién da el espíritu al ser humano". Y Hebreos 12:9. Dice que Dios es "el Padre de nuestros espíritus”. De todas estas escrituras podemos deducir que, aunque nuestros cuerpos físicos son herencia de nuestros primeros padre Adán y Eva, y de ellos heredamos las consecuencias del pecado y un síndrome pecaminoso, cada uno de nosotros recibe al momento de ser engendrado, un espíritu creado directamente por Dios... ¿Como entonces podríamos nacer culpables del pecado de Adán?
5- Siguiendo la idea del punto cuatro de que "Dios crea el espíritu del hombre dentro de él" se hace lógico entender lo que enseña el apóstol Pablo en Romanos 7:9-11: “En otro tiempo yo tenía vida aparte de la ley; pero cuando vino el mandamiento, cobró vida el pecado y yo morí. Se me hizo evidente que el mismo mandamiento que debía haberme dado vida me llevó a la muerte; porque el pecado se aprovechó del mandamiento, me engañó, y por medio de él me mató.” (N.V.I.). Según Pablo decía, él tenía vida en su tiempo, pero luego por medio de la ley el pecado cobró vida en él, y entonces murió (v: 9) ¡Ninguno de nosotros nace muerto espiritualmente! Y por lo tanto ninguno nace cargando con la culpa de Adán. Sí con las consecuencias. No con la culpa de su pecado.
6- En Romanos 5:12. No dice que por Adán "entró la culpa " en el mundo, sino "el pecado". Tampoco dice que la muerte pasó a todos los hombres "por cuanto Adán pecó" sino por cuanto "todos pecaron". Exactamente lo mismo dice el apóstol Pablo en Romanos 3:23: “…, por cuanto todos pecaron, y están destituidos de la gloria de Dios,…”. No es “por cuanto Adán pecó”, sino “por cuanto todos pecamos” que estamos destituidos de la gloria de Dios. ¡Es obvio que todos necesitamos de Cristo como nuestro salvador porque todos somos pecadores! Pero también es obvio que solo somos culpables y responsables delante de Dios por los pecados que nosotros hemos cometido, y no por el pecado de Adán, ni tampoco por los pecados de nuestros propios padres.
¿Qué creen ustedes?
(1). Guayne Grudem, Doctrina Bíblica, Editorial Vida 2005, Miami, Florida. Págs.213 y 216.
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