¡VALE LA PENA SER FIEL!
(Versión usada: Dios Habla Hoy)
Todos nosotros nos iniciamos en la aventura de ser discípulos de Cristo esperando algo de Dios y aún seguimos esperando cosas de él y es natural porque él es nuestro Dios y nuestra fuente de provisión en todos los aspectos. Pero ¿Qué es lo que Dios espera de mí? ¿Me pregunto eso alguna vez? En la conocida escritura de Miqueas 6:8 Dios lo dice claramente: ¡Dios espera que yo le sea fiel! Hay cosas que Dios nunca va a pedir de mí porque él sabe que no están en mí y me conoce mejor que yo mismo. Pero yo si puedo ser fiel: “El Señor te ha dicho, oh hombre, en qué consiste lo bueno y qué es lo que él espera de ti: que hagas justicia, que seas fiel y leal y que obedezcas humildemente a tu Dios.”
¿Qué es ser fiel? Para entenderlo mejor podríamos empezar con otra pregunta ¿Qué no es ser fiel? Ser fiel a Dios no significa ser prefectos: “Sin embargo, no hay nadie en la tierra tan perfecto que haga siempre el bien y nunca peque.” (Eclesiastés 7:20) Mmm… Dios nos pide fidelidad pero no nos pide perfección… Todos nosotros cometemos pecados y por lo tanto somos todos imperfectos, pero no todos los miembros de la familia humana buscamos ser fieles a Dios ¡Ser fiel a Dios no significa ser perfectos y no pecar! ¡Ser perfecto no está en mí, ser fiel sí! “Si decimos que no tenemos pecado, nos engañamos a nosotros mismos y no hay verdad en nosotros; pero si confesamos nuestros pecados, podemos confiar en que Dios, que es justo, nos perdonará nuestros pecados y nos limpiará de toda maldad.” (1ª Juan 1: 8-9). Ahora respondamos la pregunta ¿Qué es ser fiel a Dios? Proverbios 24:15-16: “No hagas planes malvados contra el hombre honrado, ni causes destrozos en la casa donde vive, porque aunque caiga siete veces, otras tantas se levantará; pero los malvados se hundirán en la desgracia.” ¿Notas lo que dice? Dice que el hombre honrado si cae se vuelve a levantar. La versión Reina Valera y la Nueva Versión Internacional lo expresan mejor en el verso 16. Dicen que si el justo cae siete veces, las siete veces vuelve a levantarse ¡El justo no es el que nunca se cae! ¡Dice que el Justo se cae, pero lo que hace la diferencia con el injusto, es que vuelve a levantarse! ¡Que genial! Ser un justo (un fiel) para Dios no tiene nada que ver con ser perfecto, sino mas bien con luchar cada día ( y la semana tiene siete días), por pararnos y permanecer con Dios ¡Me encanta esta escritura porque me anima demasiado!
Salmos 119:54-60 dice algo muy interesante hablando del mismo tema:
“Tus leyes han sido mis canciones
En la tierra donde soy un extranjero.
Señor, por las noches me acuerdo de ti,
¡Quiero poner en práctica tu enseñanza!
Esto es lo que me corresponde: obedecer tus preceptos.
Tu, señor, eres todo lo que tengo;
He prometido poner en práctica tus palabras.
De todo corazón he procurado agradarte;
Trátame bien, conforme a tu promesa.
Me puse a pensar en mi conducta,
Y volví a obedecer tus mandatos.
Me he dado prisa, no he tardado
En poner en práctica tus mandamientos.”
Con toda claridad lo que aquí no está en cuestión es la relación que tenía el escritor bíblico con Dios. Del verso 54 al 58 se respira una profunda relación con Dios y un amor profundo hacia el Creador. Lo que no quita la realidad de los versos siguientes (59-60). Aunque el escritor amaba profundamente a Dios y él era lo más valioso en su vida, se da cuenta que estaba pecando, pero al darse cuenta de ello no se mortificó pasando por un tiempo de penitencia, auto castigándose, culpándose o alejándose de Dios. Aquí hay un principio importante para todo aquel que quiera permanecer fiel a Dios. El hombre fiel busca arrepentirse rápido sin poner excusas cuando se da cuenta que está pecando en alguna área en su vida. El hombre de Dios busca permanecer con Dios porque es lo más importante de su vida. Pero reconoce humildemente que no es perfecto y por eso no le complica arrepentirse rápidamente.
1ª de Reyes 15:3 y 5 es otra escritura que me sirve muchísimo para comprender cual es la visión que Dios tiene de mi: “Abiam cometió los mismos pecados que su padre había cometido antes que él; y su corazón no fue fiel al Señor su Dios como lo fue el de David antepasado suyo… pues David se había conducido de manera digna de aprobación por parte del Señor, ya que nunca en su vida se apartó de lo que el Señor le había mandado, excepto en el asunto de Urías el hitita.” ¡Dios reconoce que David había sido fiel, aunque tenía bien claro que no había sido perfecto! ¡La diferencia es clara entre perfección y fidelidad! ¿Qué estás buscando? ¿Perfección o fidelidad?
CUANDO LA MOTIVACIÓN ES LA PERFECCIÓN PROPIA Y NO LA FIDELIDAD
¿Qué te motiva ser fiel a Dios? Veremos dos respuestas. Una puede ser: ¡El deseo de ser perfecto! Cuando mi motivación es mi propia perfección entonces estoy caminando sobre terreno peligroso y arenas movedizas. No hay hombre perfecto en la tierra que haga siempre el bien y que nunca cometa errores… Solo es cosa de tiempo para terminar frustrado, agotado, culposo y lejos de Dios. El hombre que busca ser perfecto tiene como “bencina para su motor” su propio orgullo y está confiando en su propio esfuerzo para presentarse delante de Dios… Perdónenme la expresión: ¡Es el peor de los necios! (Y créeme que yo mismo lo he sido). También existe una segunda respuesta y esta es la mejor: ¡Quiero ser fiel a Dios porque él es fiel conmigo!
Cuando comencé mi caminar como discípulo de Cristo, comencé muy enfocado en ser perfecto y en ganarme de algún modo la simpatía de Dios, pero conociendo muy poco acerca de la gracia de Dios. Era duro conmigo mismo porque creía que tenía que ser perfecto, pero no hay corazón que aguante mucho tiempo siguiendo ese camino y sintiéndose animado y feliz con Dios.
2ª de Timoteo 2:13 dice que, aunque yo sea infiel y le falle a Dios, él sigue siendo fiel. Y esto lo he comprobado muchas veces en mi vida. Yo he fallado, pero Dios sigue ahí. Yo peco y lo ofendo continuamente pero él permanece fiel. Él no se mueve, él no me abandona y me sigue mostrando su amor.
El Salmo 130:3-4 dice lo mismo de Dios:
“Señor, Señor,
Si tuvieras en cuenta la maldad
¿Quién podría mantenerse en pie?
Pero en ti encontramos perdón,
Para que te honremos.”
Si buscamos perfección ¿Quién podría mantenerse en el camino junto a Dios? ¡Nadie! Pero mi deseo de honrar a Dios viene de reconocer su continuo perdón hacia mi vida ¡Quiero ser fiel a Dios porque su gracia me motiva a ello! Y vuelvo a preguntar ¿Qué me motiva a ser fiel? ¿Mi deseo de ser perfecto? El Salmo 26:3 responde así: “Yo tengo presente tu amor y te he sido fiel…” ¡Es la fidelidad y el amor de Dios lo que me motiva a ser fiel! ¡La única motivación perdurable para mantenerme fiel a Dios todos los días de mi vida es tener siempre presente su amor!
¿Como saber si soy fiel a Dios? Acaso… ¿No será orgullo buscar ser fiel a Dios? ¡De ninguna manera! ¡Hombres declaraban haberse mantenidos fieles a Dios aquí en la tierra y no por eso fueron orgullosos!: “...protégeme, pues te soy fiel.” (Salmo 86:2). “Yo ya estoy para ser ofrecido en sacrificio; ya se acerca la hora de mi muerte. He peleado la buena batalla, he llegado al termino de la carrera, me he mantenido fiel.” (2ª Timoteo 4:6-7).
Puedo saber si estoy siendo fiel a Dios o estoy descuidando mi fidelidad hacia él considerando los siguientes puntos:
1. ¿Estoy siendo fiel a la palabra de Dios? Tenemos la conocida escritura del evangelio de Juan 8:31: “…Si ustedes se mantienen fieles a mi palabra, serán de veras mis discípulos…” ¿Cuánto me estoy alimentando diariamente de la palabra de Dios? ¿Cuánto estoy buscando aplicarla diariamente? ¡Dios se fija y está con los que obedecen a la palabra y buscan ser fieles a ella! Isaías 66:2; Salmos 14:5.
(En el libro de los Hechos de los Apóstoles 2: 41-42 aparecen cuatro puntos en los que perseveraban siendo fieles los primeros discípulos. Y los que vienen tratan de ellos)
2. “Hay que ser fiel a la enseñanza de los apóstoles”. Puedo ser muy buena persona y esforzarme por ser intachable cada día. Pero para ser fiel a Dios tengo que mantenerme leal a la doctrina que los apóstoles enseñaron en el nuevo testamento. Posiblemente muchos de nosotros tengamos familiares que son religiosos y que creen en Dios. (Yo los tengo). Pero cuando tengo que escoger entre lo que ellos creen y sus iglesias enseñan y lo que los apóstoles enseñaron acerca del bautismo, del arrepentimiento y de la vida de un discípulo, no puedo ser emocional y desleal con la doctrina bíblica. Lo que dice el apóstol Pablo en este tema es muy interesante: “Ahora, hermanos, quiero que se acuerden del evangelio que les he predicado. Este es el evangelio que ustedes aceptaron y en el cual están firmes. También por medio de este evangelio se salvarán, si se mantienen firmes en él, tal como yo se lo anuncié; de lo contrario, habrán creído en vano.” (1ª de Corintios 15: 1-2).
3. “Eran fieles en compartir lo que tenían”. Compartir siempre ha sido una demostración práctica de amor. Ellos eran fieles en demostrarse amor entre ellos. ¿Qué tan fiel estoy siendo yo en esta área? ¿Estoy compartiendo del amor que Dios me ha dado, de mi ánimo, de mi tiempo con otros discípulos, de mi dinero (También mis ofrendas)? ¡Todos nosotros tenemos mucho que compartir con otros! ¡Vidas egoístas no son vidas fieles a Dios!
4. “Eran fieles en reunirse para partir el pan”. Aquí hay dos cosas. Una es que eran fieles en reunirse. Ellos eran fieles a sus reuniones mientras pudieran asistir a ellas. Y la segunda es que se reunían para partir el pan. El propósito se sus reuniones era para mantenerse fieles en sus motivaciones. “Partir el pan” era una mención entre los primeros cristianos, de la santa cena (Hechos 20:7 y 11; 1ª de Corintios 11:23-24). Ellos eran fieles en recordar el sacrificio de Jesús. Eran fieles en cuidar su motivación ¡Recordaban el amor de Jesús por ellos demostrado en la cruz!
5. “Y eran fieles en la oración”. ¿Qué tan fiel estoy siendo yo en mi devocional diario y en mis conversaciones con Dios? Cristo enseñó a orar individualmente y en privado (Mateo 6:6) como también a orar en grupos, o en unión con otros discípulos (Mateo 18:19-20) ¿Cuanto vivo estas escrituras en mi propia vida?
6. Y en Mateo 25:14-30 Jesús enseñó que tenemos que ser fieles en trabajar para Dios y consagrar nuestros talentos para él. Por favor ¿Puedes leer toda la parábola? La respuesta a los dos primeros empleados fue la misma departe del Señor de aquellos empleados: “El jefe les dijo: ‘Muy bien, eres un empleado bueno y fiel, ya que fuiste fiel en lo poco, te pondré a cargo de mucho más. Entra y alégrate conmigo.” (vs. 21 y 23) Pero ser fiel a Dios no es una opción o una alternativa personal siesque quiero llegar al cielo ¿Qué pasó con el siervo que no quiso trabajar? ¡No heredó el mismo destino que sus dos consiervos anteriores! (v. 30). ¿Ser perfectos? ¡Imposible! ¿Ser fieles? ¡Dios lo exige con toda claridad! “Los que se alejen de ti, morirán; destruirás al que no te sea fiel.” (Salmo 73:27). “Escribe que los malvados son orgullosos, pero los justos vivirán por su fidelidad a Dios.” (Habacuc 2:4). “Si cumplen fielmente todos estos mandamientos que hoy les ordeno poner en práctica, y si aman al Señor su Dios y lo siguen fielmente en todos sus caminos…” (Deut. 11:22).
Finalmente estarán en el cielo Junto a Jesús no solo los que han sido llamados y escogidos por Dios. Si no los que han sido fieles y fieles hasta la muerte “…Pero el Cordero (Jesús) los vencerá, teniendo con él a los que Dios ha llamado y escogido y son fieles, porque el Cordero es Señor de señores y Rey de reyes.” (Apoc. 17:14). “…Mantente fiel hasta la muerte y yo te daré la vida como premio.” (Apoc.2:10). ¡No basta con ser un llamado y escogido…Hay que ser fiel!
En conclusión: ¿Luchar por ser perfectos? ¡Imposible! ¿Luchar por ser fieles a Dios? ¡Si, con toda seguridad, quiero luchar por mantenerme fiel a Dios! Y en aquel día, cuando estemos juntos a Jesús en el cielo, sin más luchas, ni tentaciones, ni pruebas que desafían mi fe, ni más caídas. Con toda seguridad vamos a poder decir lo que exclamó el salmista del Salmo 58 en el verso 11: “Y entonces se dirá: ‘¡Vale la pena ser fiel! ¡Hay un Dios que juzga el mundo!” ¡Vale la pena ser fiel!
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